Lovely.

Están sentados, uno frente al otro y a sus pies una fuente. Juegan con el agua, se miran y sonríen. No se conocen y lo único que saben el único del otro son sus nombres. Se han visto un par de veces en el campo de deporte y por el instituto, pero estaban rodeados, ahora están solos. Ninguno es capaz de decir nada, simplemente forman juntos ondas en el agua y se ríen, se divierten. A ella le suena el móvil. Su madre. Típica conversación de dónde estás, vas a tardar mucho o poco...Ella por algún motivo está avergonzada, quizá por ser la que ha hablado primero, quizá porque no sepa como volver a lo que estaban haciendo sin hablarle. En ese momento ella siente algo, en su mano, siente un escalofrío que le llega por todo el cuerpo rápidamente. Se pregunta si será verdad y empieza a ponerse nerviosa, tanto que no puede ni levantar la mirada para ver si lo que está ocurriendo es cierto. Oye su respiración, lenta pero fuerte, cada vez mas cerca, y más y más. Ahora vuelve a sentir ese escalofrío pero esta vez empieza en su mejilla. Su cabeza se gira finalmente, y lo ve. Él tiene su mano izquierda sobre su ahora roja mejilla y su mano derecha cogiendola poco a poco la mano. Las aprietan fuerte, muy fuerte, y ahí, en ese momento los dos tiran al agua una margarita, una de esas de "me quiere" "no me quiere", porque lo tienen muy claro. Se besan, un beso apasionado, lento y lleno de sentimientos. Las flores en el agua van juntandose hasta acabar juntas, como ellos, como dos enamorados que pasan una tarde de primavera arrancando hierba y las nuevas flores que han salido bajo la sombra de un sauce que les envuelve con sus ramas creándoles un estado perfecto de armonía, lleno de amor y felicidad. Y en ese momento notan que ha anochecido, pero les da igual, sienten cómo las ranas de la fuente en la que surgió su amor dejan de cantar. Sienten al uno junto al otro, se sienten, se quieren y no les importa nada mas. Lo realmente importante ya ha ocurrido y nada, nada en este momento se lo puede estropear.