Los cambios asustan. En cuanto algo nuevo pasa en tu vida parece que estás en una cuerda floja, te sientes débil y tu día a día es una auténtica montaña rusa. Cambios buenos o malos, es igual. Como cuando eres pequeñita y va a nacer un nuevo bebé, tienes mucho miedo, de que ya nada va a ser como era y te entra esa cosilla. Como cuando creces y aparecen nuevos amigos en tu vida, que al principio te cuesta abrirte y luego es algo fantástico. Como cuando te enamoras y tienes mil dudas y te lanzas a todo. Como cuando te rompen en corazón y te hundes. Como cuando miras adelante y tienes toda una vida llena de mil opciones de mucho valor. Y derepente te das cuenta de que tus lágrimas se están secando, que tu corazón se ha ido relajando y tu piel de gallina ha desaparecido. Y al cabo de un tiempo observas que tus decisiones del pasado han tenido su efecto, y que por mucho que hallas sufrido ha merecido la pena. Cada cambio en tu vida va a ser algo nuevo, nunca vas a haber vivido eso igual. Siempre te va a parecer que lo que estés viviendo en ese mismo instante es lo más fuerte que ha pasado en tu vida, pero no es así. Somos seres humanos, con sentimientos, y tenemos esa capacidad de superarnos a nosotros mismos, esa que te deja una de las mejores sensaciones del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario