¡ Es fácil !

Sentirle lejos es un paso más. Sentirte libre es una bendición.  Él te ata y con una sola mirada sabes que está diciéndote "no lo hagas, estáte conmigo". Hacer locuras sin que nadie entienda, necesitas decir que no a los miedos. Ahora es el momento, él no está, recupérate, ponte tus tacones y los pitillos que mejor te sienten. Escoge una camiseta, esa que te hace sentirte estupenda, la que más te apetezca. Ve al baño, péinate, coge las planchas, las tenacillas y el maquillaje. Cuando hayas terminado ve a ese magnífico espejo de tu habitación, mírate de arriba a abajo, eres tú. Eres preciosa, tienes un cuerpazo y una personalidad increíble. Ahora sí, con una gran sonrisa y ganas de comerte el mundo coge el bolso, el abrigo y sal a la calle. Llega al primer bar y pídete un cubata. Disfruta el momento y ponte a bailar con esas amigas que sabes que han salido a la calle con la misma actitud que tú. Y ya está, lo has conseguido, ha desaparecido esa nube de tu cabeza, eres libre y te sientes bien, muy muy bien.